viernes, 8 de octubre de 2021

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Un año y dos días desde mi última publicación. Esto se me está yendo de las manos. No sé qué he escrito hasta ahora. Soy mi único lector y no recuerdo apenas nada de lo escrito en este blog. Nunca pensé que lo diría, pero esto se está convirtiendo en un verdadero éxito: la invisibilidad. La amnesia del único testigo me hace salir impune de mi maquinación. Soy invisible entre todos vosotros, ni likes, ni haters, ni trolls. Sólo yo en mi salón, todos dormidos ya, tumbado sobre el sofá, saboreando buena música. Tú no estás. Tampoco sé quién podría ser ese tú, no me estoy refiriendo indirectamente a nadie. Buena música y mucho cansancio. Me quedo habitualmente dormido con el ordenador en las manos, musicando. Duermo poco, duermo bien (duermo bien poco - ;) - ). ¿Qué valor tiene esta invisibilidad? Pienso. Puede que sea paz, pero suena muy etéreo y genérico. No atino a ponerle nombre, también es verdad que se me bajan los párpados, lo que no atisbo a saber es si mi capacidad descriptiva tendría una clara mejora si estuviera sobrio (en términos de sueño). Lo dejo, tardé un año (y dos días) en escribir, pero me duermo. De verdad, me embriagan esas olas narcotizantes que anticipan el dormir y se manifiestan en la sien. El corrector acaba de hacer su trabajo: me ha corregido. Es hora de despedirse (de ti!) antes que perder la dignidad lingüística¨. No releo lo escrito: va.

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