Y vuelvo a volver, sigo estando sin estar, creando un silencio dentro de otro silencio (desconozco si mayor o menor). Sigo existiendo sin ruido provocando pequeñas ondas en mis inmediaciones, como todos hacemos nos guste o no. Hablamos a veces de nuestro círculo de amistades. Me parece bonito lo de círculo, recuerda a las ondas que genera una pequeña piedra en un estanque; concéntricas: fuertes en el centro, difuminadas enseguida, ausentes al poco. ¿Somos así en promedio? Una intrincada red en la que millones de nodos influyen en sus vecinos cercanos creando una extraña interrelación que llamamos sociedad, en la que cada nodo, en promedio apenas influye en el global, pero en la que todos, casi por definición, son parte fundamental del global.
Eso, dos cervezas, y buena compañía, dan para un rato simpático.
