viernes, 29 de octubre de 2021

16

Todos coincidiremos en resaltar que es preocupante que los dos blogs que tengo activos tengan, al menos en sus últimas tres entradas, un promedio de visitantes idénticos.

Todos coincidiremos en que decir todos, más que mucho decir, es poco decir.

Yo al menos coincido conmigo.

Mi otro blog no tiene este propósito artístico de silencio y quietud, lo he compartido sin exceso pero también sin defecto, a quien ha podido interesar, varias decenas de personas. Quiero pensar que algo de interés tiene lo que pongo, así como la forma de contarlo. Quiero pensar. Porque hoy son dos blogs que caminan de la mano. Hundiría mis expectativas si las tuviera; o el orgullo. PERO no voy a transitar ni tan siquiera las inmediaciones del drama. ¡No! Ándele y circule, que dirían allá.

Es más bonito pensar que los ríos suenan también por las noches, cuando nadie los escucha. Sigue siendo un honor el tránsito. La huella en la arena. La luna en la ventana, que decía el más bello haiku.

¡Buenas noches! Se os quiere. A unos cuantos, demasiado os desatiendo.

viernes, 8 de octubre de 2021

15

Un año y dos días desde mi última publicación. Esto se me está yendo de las manos. No sé qué he escrito hasta ahora. Soy mi único lector y no recuerdo apenas nada de lo escrito en este blog. Nunca pensé que lo diría, pero esto se está convirtiendo en un verdadero éxito: la invisibilidad. La amnesia del único testigo me hace salir impune de mi maquinación. Soy invisible entre todos vosotros, ni likes, ni haters, ni trolls. Sólo yo en mi salón, todos dormidos ya, tumbado sobre el sofá, saboreando buena música. Tú no estás. Tampoco sé quién podría ser ese tú, no me estoy refiriendo indirectamente a nadie. Buena música y mucho cansancio. Me quedo habitualmente dormido con el ordenador en las manos, musicando. Duermo poco, duermo bien (duermo bien poco - ;) - ). ¿Qué valor tiene esta invisibilidad? Pienso. Puede que sea paz, pero suena muy etéreo y genérico. No atino a ponerle nombre, también es verdad que se me bajan los párpados, lo que no atisbo a saber es si mi capacidad descriptiva tendría una clara mejora si estuviera sobrio (en términos de sueño). Lo dejo, tardé un año (y dos días) en escribir, pero me duermo. De verdad, me embriagan esas olas narcotizantes que anticipan el dormir y se manifiestan en la sien. El corrector acaba de hacer su trabajo: me ha corregido. Es hora de despedirse (de ti!) antes que perder la dignidad lingüística¨. No releo lo escrito: va.