miércoles, 11 de enero de 2017

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¿O podría escribir de todo? ¿Debo ceñirme a esta volatilidad fantasmal? ¿Hasta qué punto conviene respetar el leit motiv? La respuesta que pienso es esta: el aroma. Debe oler a lo mismo todo, debe evocar el origen, sutil a veces, impertinente otras, pero debe estar ahí, provocando al cerebro para que lo interprete.

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